"Al soñar descansamos de las certezas en las que nos hemos encerrado para evitar ser caracterizados, definidos."
¿Acaso que mis palabras acaricien sin su piel tocar?
¿O qué despabilen cuando el caprichoso azar se obstinó en su cuerpo abandonar?
¿Quiere que gobierne, que represente, sin que sienta el rigor del ejercicio del poder pleno?
¿Prefiere que deje hacer, que deje pasar, que no intervenga a fuerza de una libertad total?
Creo saberlo en verdad…
¿Qué aplauda, idolatre y endiose su ser?
¿Habiéndote votado que lo vuelva a hacer, una y otra vez, sin nada que reclamar?
¿Que siquiera tenga el deseo potencial de ser algo más que un objeto de su subjetividad?
¿Que calle, que me muteé y silencie por siempre, ante su indiferencia medular?
¿Qué me ponga los vestidos o los trajes que a usted le parece que mejor me quedan?
¿Desfilan los del escritor, en su versión mundanal de periodista o comunicador?
¿Que tal el de filósofo, de pensador, el que inquieta con la extravagancia del pensar lo pensable?
Sino, mejor, el cercano, el próximo, el raro, el taimado, el que te cruzas y no saludas
Políticos somos todos, con poder real, simbólico o imaginario, como el que me escatimas cuando te hablo y eso que lo hago a diario.
¿Crees acaso buscando el aplauso, la plaqueta, el reconocimiento, el ordinario me gusta, la frase hecha en el epitafio, que mi partida se transforme en la excusa para ponerle otro día de, al calendario?
¿Una pretensión dineraria, de poder acumulado, que se hinquen a mis pies y me besen el anular, porque de niño no fui amado?
Al soñar descansamos de las certezas en las que nos hemos encerrado para evitar ser caracterizados, definidos.
Cada quién podría forjarse la noción clara de aquello que lo moviliza, como deseo, voluntad o posibilidad.
Quiénes no, sólo están allí, mirando, inquiriendo, exigiendo, solicitado, en esa inconformidad plena y absoluta.
De manejarlo todo, de tener a rabiar, de hacer asequible la vacuidad.
Acá comparezco, bajo tu existencia que me constituye…
No soy lo que pensas ni crees ni mucho menos en lo que me catalogas
Mi deseo es tu falta y tal abismo es irreductible
La palabra por venir es el sendero que surca la eternidad.
Francisco Tomás González Cabañas. Argentina. Autor y Filosofo
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