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Refugio Reyes Ramírez

ATENTADO CONTRA EL GOBERNADOR

-“¡Y qué es Ud. Para imponerme!.....”

-“soy el Gobernador del Estado,” ….


“¡Y qué es Ud. Para imponerme!” á la vez que montaba el rifle; y aquél avanzando contestó en voz alta “soy el Gobernador del Estado,” y procuró asir con la mano izquierda el rifle de su agresor, sacando del bolsillo con la derecha su revolver ya preparado.”

La desafortunada decisión de un ciudadano chiapaneco por servir a su ciudad nunca pensó que lo llevaría a vivir uno de los capítulos más sonados en la Historia de Chiapas. En el Departamento del Centro, se llevó a cabo el juicio contra Teófilo Hernández, el cual contaba con 35 años de edad, era casado, originario del pueblo de Huistán y con domicilio en San Cristóbal Las Casas; el delito cometido, “conato de homicidio en la persona del Señor Gobernador del estado, ciudadano Manuel Carrascosa”. Todo fue supervisado por Secretaría de la tercera Sala del Superior Tribunal de Justicia del Estado de Chiapas.

Lo anterior ocurrió la noche del 3 de diciembre de 1890, lo anterior, en la “Avenida A. Sur y como á cuatro metros de la esquina Sur-Este de la plaza principal de esta ciudad. Todo comenzó el 29 de octubre de 1890 cuando Teófilo Hernández acudió al Inspector de policía para solicitar una plaza como gendarme; ese mismo día, el Inspector de empleado mencionado lo presentó ante el Jefe político, el ciudadano José Guidebaldo Trinidad Marín; hasta donde se supo ninguno de los dos que lo recibieron estaban al tanto de las intenciones de Teófilo. No sabían que tuviera mala conducta, antecedentes penales o algún deseo de venganza contra el gobernador. “Y así fue como quedó dado de alta desde el treinta del citado mes de Octubre”.

En los tres meses en los que se desempeñó como gendarme (30 de octubre, al tres de diciembre) procuró aprender lo que se le impuso hasta el grado que el tres de noviembre de 1890 formó parte de la escolta que vigiló el orden cerca del cementerio de la ciudad de San Cristóbal Las Casas, con motivo de la gran cantidad de visitantes por el día de finados. Ese día sin aviso alguno “sacó una pistola que ocultamente portaba, con la cual amenazó al Jefe de dicha escolta, que lo era el referido sargento Gutiérrez; pero que en el acto fue desarmado y conducido á su vivac, donde se le impuso y sufrió un arresto por su falta”.

Una vez cumplido el castigo de arresto, continuó brindando el servicio y por su puesto trabajando como policía. Para esto le tocó trabajar el tres de diciembre en la plaza principal de San Cristóbal Las Casas, de acuerdo al testimonio del Inspector Marín y el sargento Gutiérrez. Por la noche del señalado día “el policía Hernández debió recorrer y vigilar por los cuatro lados que forman el perímetro de la plaza principal, por haber estado encomendados á él para vigilar; y sin embargo, desde las siete de la noche, hora en que se encargó de su puesto, hasta las diez, no se separó del ángulo Sur-Este de la propia plaza, sino una sola vez que anduvo el lado de Sur á Norte”.

La molestia de su jefe fue que el gendarme únicamente vigilaba dos esquinas, con un recorrido que va “de la casa habitación del señor Gobernador, la de la tienda del señor Silvestre Farrera y la de la botica de los señores Pineda y Rodríguez, sin hacer el recorrido de cuatro esquinas. Lo anterior lo supieron gracias a las declaraciones de Jesús O. Coello, socio o dependiente de don Silvestre Farrera y por Quirino Álvarez.

Resultó que ese día 3 de diciembre, el Gobernador Manuel Carrascosa se dirigía a su casa, y lo acompañó el Lic. Rafael J. Gutiérrez, quien era Promotor Fiscal de la Federación y con ellos el ayudante, sub-teniente Francisco Aguilar. Ya a punto de llegar, el Gobernador y Rafael se detuvieron a conversar, mientras que Francisco avanzó unos 20 metros para abrir la puerta y entraran sin dificultad, además de preparar a la guardia.

En este punto el gendarme Teófilo Hernández, mismo que traía su rifle en la mano izquierda se desprendió de la esquina que estuvo cuidando (donde estaba el establecimiento de Silvestre Farrera) y se colocó en la otra, de la Avenida Sur; a espaldas del Gobernador, en ese momento, éste giró para quedar de frente a Teófilo y lo reconociera sin dificultad gracias a la luz de un farol. Lo anterior no sirvió de nada ya que el gendarme “…levantando su arma, avanzó hasta colocarse como á la distancia de un métro del señor Gobernador; que en esa situación, el Jefe del Estado dando un paso ordenó al gendarme que se retirara á su puesto, y éste retrocediendo otro replicó: “¡Y qué es Ud. Para imponerme!” á la vez que montaba el rifle; y aquél avanzando contestó en voz alta “soy el Gobernador del Estado,” y procuró asir con la mano izquierda el rifle de su agresor, sacando del bolsillo con la derecha su revolver ya preparado.”

A pesar de haberle dicho que era el Gobernador a quien apuntaba con su rifle, Teófilo no desistió en su objetivo y fue más lejos todavía ya que le respondió con coraje, “y qué”, al mismo tiempo que retrocedió un paso para poder levantar su arma y hacer el disparo. Sin embargo, ya víctima le había tomado el rifle con su mano izquierda para desviar la puntería y con su mano derecha, donde tenía su pistola le propinó un golpe en la cabeza. Teófilo cayó a tierra, el Gobernador se quedó con el rifle de éste, inmediatamente lo entregó al Lic. Gutiérrez, y éste a su vez al Juez en turno que llegó para instruir las diligencias necesarias. El Gobernador declaró en ese momento que no conocía a Teófilo, ni tenía antecedentes de él y le exigió a la autoridad Judicial que tomara conocimiento del hecho, para que se aclararan los motivos de la agresión.

Cabe señalar que el guardia del Ejecutivo no tuvo tiempo de defenderle y tampoco pudo hacer uso de su pistola al interponerse el Gobernador entre él y el atacante. Asimismo, fungieron como testigos presenciales: “el Promotor Fiscal de la Federación señor Lic. Rafael J. Gutiérrez, el Ayudante sub-Teniente señor Francisco Aguilar y el comerciante señor Jesús O Coello, quien presenció todo lo ocurrido como á diez metros de distancia y desde la puerta del establecimiento mercantil del señor Silvestre Farrera quien á esa hora lo cerraba”.

Dos días después, le tomaron declaración al gendarme y agresor Teófilo Hernández, y dijo que llevaba dos meses sirviendo como policía. Mencionó que la noche de la agresión se le acercaron Mariano Coello “y otro güero que fue gendarme”; para invitarle una copa de licor (anizado) luego de esto se retiraron para sus casas y él se fue para el lado Oeste, es decir para el lado Sur de la plaza, rumbo a donde era la Merced. Asimismo, dijo que no conocía al Gobernador.

Desafortunadamente como en muchas otras ocasiones la reconstrucción de la Historia no ha permitido localizar la parte que nos presente el final de este episodio. Sin embargo, nos arroja una luz sobre lo ocurrido en contra del Gobernador Carrascosa.



Fuente: PERIODICO OFICIAL Del Gobierno del Estado de Chiapas. San Cristóbal Las-Casas, Viernes 13 de Febrero de 1891. Tomo VIII, Núm. 7. Documento resguardado en el Archivo General del Estado de Chiapas.


 

Refugio Reyes Ramírez

Ciudad Juárez, Chihuahua. Mex.

Historiador y Autor.




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