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Carlos Varela Nájera

DOGMA

"La perspectiva de la ciencia nace cuando el hombre deja de ser el oficiante del orden de la naturaleza y desea producir un nuevo orden. El científico, con sus cálculos y sus instrumentos, perturba ese orden donde lo real está disfrazado de naturaleza. La ilusión de transgredir, de controlar, de transformar la naturaleza hace que lo real inicie caminos de emancipación. El noli tangere de la tradición filosófica tomista es un obstáculo que Copérnico o Galileo conocieron en sus propias carnes. El Tribunal de la Inquisición ejerció su autoridad." Aforismos lacanianos: Una introducción al psicoanálisis, Ned Ediciones, p.53.



El DSM5, el catálogo de los trastornos mentales, es la biblia de la psiquiatría, su recitación en los recintos universitarios no es muy distinto a los salmos de las iglesias y sinagogas, es la verdad absoluta e indiscutible, así como en las iglesias se menciona “es palabra de Dios”. En las metodologías duras del positivismo es el dato el que habla, el sujeto no tiene nada que decir, no es fiable, el dato y la estadística son palabra de Dios incuestionable, que en el nombre de la ciencia hace palidecer a otros semblantes, aun las ciencias cualitativas, a las que quiere someter en el nombre del dogma cuantitativo.


Es evidente que la ciencia debe su poder a la aplicación universal rigurosa y absoluta donde todo aquello que no pase por esta ideología dogmática no es científica, y debe ser perseguida curricularmente en las universidades, en los posgrados y en toda aquella concepción reduccionista del positivismo como único método válido, no importa el sujeto solo la estadística, sabiendo pues que está estadística a los días deja de ser funcional, por lo tanto, su sustento es efímero, los datos y encuestas duermen el sueño de los justos.


La ciencia con su delirio universalizante reproduce una exclusión de los singular, de lo subjetivo y de la diversidad cultural. Entre el discurso de la ciencia y el discurso capitalista aparece algo ominoso que llamamos globalización donde el mercado reifica al sujeto degradándolo a ser sólo un objeto de consumo y sobre todo desechable, goce perenne del mercado que oscurece el deseo, abriendo de un otro al otro inacabable, el brillo de la mercancía que pretende eternizar en esa fetichización del mercado, ahí el capitalismo y la ciencia serán los nuevos nombres de la forclusión de la castración, indudablemente esa ordenamiento lógico posibilita que todo el mundo sea loco.


Si todo fuera biológico y nos determinara, desde antes del nacimiento, entonces para qué quebrarse la cabeza por modificarse, eso no es más que un pensamiento religioso, Pero nuestra vida es mucho más compleja de lo que nos imaginamos, hay pues una plasticidad cerebral muy dinámica que probablemente no habían previsto aquellos que concibieron el proyecto de la secuencia de los genomas, pues pensar desde el determinismo biológico es reduccionista y contrario al concepto de plasticidad mental y neuronal.


La epigenética es esa ciencia que estudia la relación entre la genética que hemos heredado y el medio ambiente en el que vivimos, y en nuestra relación se produce una interacción simbólica, adaptativa y de nuevos aprendizajes donde el determinismo queda en entredicho.

La epigenética sería lo cualitativo que trasciende el determinismo cuantitativo, por lo tanto, es muy válido pensar el mundo, las cosas, los objetos y las ciencias sin que estas solo sean recortadas por el positivismo cuantitativo.


Hay cuestiones que son parte de la condición humana que no pueden quedar reducidos a una exploración científicisista, como el sexo, el amor, el inconsciente, estos son insensibles al método científico positivista, así como la vida y muerte. El positivismo coloca a la ciencia en el lugar de Dios, sus observaciones son cosas de fe incuestionables. El psicoanálisis es hijo de la ciencia, pero descubre en el seno mismo de la ciencia ese campo que llama inconsciente y que plantea una objeción radical al ideal del hombre como una unidad universal, ideal que proviene de la Ilustración, que de hecho también dio todo su empuje a la ciencia moderna. El psicoanálisis es heredero de esta tradición, pero reintroduce la idea de un sujeto que está dividido en sí mismo y que rompe la idea de universalidad.


 

Carlos Varela Nájera

Culiacán, Sinaloa. Mex.

Psicólogo, docente universitario UAS,

Fundador de Cátedra Lacaniana en Sinaloa.



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