TEXTUALIDADES ELECTRÓNICAS
- Iliana Hernández Partida
- 15 jun 2022
- 2 Min. de lectura
. ¿Nos estamos convirtiendo en lectores híbridos?...

Este es el tiempo de la palabra, la que se pone distintos ropajes y sale a escena sabiéndose diferente, este es un buen momento para reflexionar con los lectores sobre las literaturas que crecen entre nosotros, asombrarnos con los giros, variantes y neologismos constantes de las lenguas. Los días del Boom latinoamericano han quedado atrás, pero no la magia o el juego lingüístico. Hoy se cocinan las letras de otra manera, estamos en la era de abrazar transiciones; los géneros literarios no están compitiendo; se funden y en sus límites nacen híbridos interesantes que abren enormes posibilidades de experimentación.
Tómese como ejemplo la escritura de Cristina Rivera Garza en Había mucha neblina o humo o no sé qué, libro en el que la autora va del ensayo a la poesía o la narrativa para traer de esa bruma a Juan Rulfo y presentárnoslo en tres dimensiones gracias a las ventajas de acorralar el relato en una mezcla que se antoja arriesgada pero muy conveniente para el lector del presente; devoto surfer de internet: va de ver videos de Slavoj Žižek en YouTube a leer un análisis de Pérez Gay en Milenio, a echar un vistazo curioso a National Geographic antes de ponerse al tanto de los escándalos hollywoodenses. Todo hace mella en la manera en la que nos acercamos a la literatura. Las barreras se traspasan y las herramientas para construir un texto se antojan mutantes, dispuestas a expresar desde el lenguaje nociones que nacen de la imagen o desde lo que no se dice, pero se intuye.
Hablo de un tipo de textualidad electrónica a la que sin querer nos hemos ido acostumbrando. Los productos de la creatividad literaria están frente a nosotros en pantalla y papel. Ambos soportes tienen sus detractores y fans, eso no está a discusión. El análisis de las prácticas lectoras y de escritura es lo que interesa. ¿Nos estamos convirtiendo en lectores híbridos?, ¿Es nuestro acervo intelectual un amasijo de fragmentos mal digeridos y fácilmente olvidable?, ¿Cultivamos la memoria o ese espacio está destinado a otras maneras de valorar el conocimiento?, ¿Cuáles?
La palabra busca maneras de sobrevivirnos. No cede a necedades y sigue el curso de la sensibilidad del que escribe para representarse, tomar un lugar con buena visibilidad para describir su parcela del mundo. En este contexto tenemos que ensayar nuevos universos simbólicos, unos que permitan ejercer la escritura con pasión y crítica. Ensayar una escritura como puente al pasado y futuro, asumir el riesgo del decir, probar que estamos latiendo por entender a los otros hasta el punto que los asumamos como nosotros mismos. ¿O es muy tarde para salir de esta corteza que nos atrapa?
Iliana Hernández Partida
Ensenada, Baja California, Mex.
Autora, traductora, pintora, maestra en Cultura Escrita/Lenguas Modernas,
docente en la Facultad de idiomas de UABC.
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